TEMA 3 SIERVOS DEL SEÑOR




El término “Siervo” viene del latín “servus”,  que significa esclavo y servidor: “siervo de Dios”.
Dos nombres expresan autoridad: Rey: La realeza del Dios de Israel se extiende a toda su creación y también a los paganos.
“Señor”: Dios es Señor de toda la tierra. Se invoca a Dios llamándole “mi Señor” traduciendo la confianza que ponen los servidores de Dios en su absoluta soberanía. Yo dije: ¡Ay de mi, estoy perdido. Yo, hombre de labios impuros que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor Todopoderoso!. Is. 6, 5.
El título de Señor fue atribuido a Jesús desde los principios, según el testimonio de Pablo que recuerda el símbolo primitivo de la fe cristiana: “Si confiesas con la boca que Jesús es Señor, si crees de corazón que Dios lo resucito de la muerte, te salvaras”. Rom 10,9.
No sólo los apóstoles son llamados a ser siervos de Dios y de Jesucristo, todos los cristianos somos llamados a ser siervos de Dios.
Pablo, por ejemplo, se llama a sí mismo “siervo de Cristo, en Romanos 1:1. “Pablo servidor de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, elegido para anunciar la Buena Noticia de Dios”.
En la Carta a Tito 1:1, “Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo para conducir a los elegidos de Dios a la fe y al conocimiento de la verdad religiosa”.
En el Nuevo Testamento, Jesús incorporo en sus enseñanzas, la figura de servidores, para hacer reflexionar a sus discípulos sobre el premio por la fidelidad, o el castigo por la negligencia en cuanto al servicio a Dios.
También emplea el vocablo sirvientes para comparar el perdón de los pecados con la condonación de la deuda de un siervo. Parábola sobre el perdón. (Mt. 18; 23-34).
El privilegio de servir al Señor no se limita a seres humanos: “Bendigan al Señor todos sus ejércitos, siervos suyos que cumplen su voluntad”.  (Sal 103.21).


HAY TRES ÁREAS IMPORTANTE DE APLICACIÓN DEL SEÑORÍO DE JESÚS






      
Dios nos ha dado el tiempo como una bendición más para el género humano. Es por eso que nosotros debemos dar prioridad en invertir tiempo en su servicio y en servir a los demás. Pues no  quedara tiempo para pecar, cuando estamos cumpliendo con un horario al servicio de Dios. 
Jesús dedicaba tiempo a Dios aun cuando estaba muy ocupado: “muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, se levantó, salió y se dirigió a un lugar despoblado, donde estuvo orando. Mc. 1, 35.
Josué también descubrió la necesidad de aprovechar las horas tranquilas de la mañana para meditar y planear las actividades del día. (Josué. 3,1: 6,12; 7,16).
Debemos tener claro que:
1.    Dios dispone de cada momento de nuestras vidas.
2.    Dios, Señor universal, ejerce su dominio en todo lugar en favor de su pueblo.
3.    Dios es el dueño de todo
4.    Dios provee la inteligencia como la fuerza para adquirir riquezas
5.    Dios tiene derecho a esperar ganancias por su capital
6.    Dios quiere nuestra bendición en esta práctica fiel del diezmo, las primicias y las ofrendas.
7.    El Señor desea que nos esforcemos en aprovechar bien el tiempo pues estamos en tiempos malos.
8.    El buen cristiano debe saber administrar y estimar el valor de cada actividad.
9.    Dividir el tiempo disponible, repartiendo a cada actividad su tiempo según su importancia.



El Diezmo representa el 10% de los ingresos que son ofrecidos a Dios. No obstante, cada uno está llamado a ofrecer su aporte conforme al máximo de sus capacidades y posibilidades en agradecimiento a Dios por los bienes espirituales y materiales recibidos.
Sus objetivos
1.    Fortalecer la identidad y el compromiso cristiano de los laicos, invitándolos a una mayor participación en la vida de la Iglesia. 
2.    Lograr que en cada parroquia, a través de una catequesis sobre la generosidad, los fieles descubran que el desprendimiento de sus bienes materiales es parte esencial de su vida cristiana y que la entrega de su Diezmo los lleva a incrementar su corresponsabilidad con la misión evangelizadora de su parroquia. 
3.    Alcanzar, a través del Diezmo y la Ofrenda, el autofinanciamiento de las obras evangelizadoras y de promoción humana de cada parroquia. 
Primicia: La biblia nos enseña la importancia de dar para recibir, dar la primicia es una forma de reconocer la bendición del Señor y abrir puertas para nuevas bendiciones.
Cuando traemos nuestras primicias, tenemos que tener en mente que Dios desea en nuestra vida y en nuestras labores: Lo primero, lo mejor y lo escogido.
Ex. 34, 26. “Ofrece en el templo del Señor, tu Dios, las primicias de tus tierras”.
¿Qué pasa cuando damos las primicias?
1.    Estamos honrando a Dios al reconocer que él nos ha dado todo. Prov. 3:9.
2.    Permitiendo que Dios cumpla la promesa de llenar nuestras cuentas.
3.    El fruto de nuestra labranza será más grande.
Lev. 19: 23,24.
Ofrenda: Durante la misa, haces entrega de la ofrenda, que simboliza el deseo de brindar toda tu vida al Señor, ofreciéndole ante el altar, tus intenciones, necesidades y esfuerzos. La intención de ofrecerte a Dios, se manifiesta en la contribución que depositas en la canasta. De esta manera te unes a los dones del pan y el vino que serán presentados a Dios, en el altar.
¿Para qué sirve?
La ofrenda sirve para participar más activamente en la celebración de la liturgia y para contribuir con las necesidades de tu parroquia. De esta forma estás ayudando a mejorar los medios utilizados en la celebración litúrgica.

¿Para quién es?
Esta ofrenda es para Dios, por ello se realiza en el marco de la celebración de la liturgia eucarística. El apóstol San Pablo nos exhorta a participar en la misa con nuestra ofrenda de la siguiente manera: "Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros reserve en su casa lo que haya podido ahorrar." (1 Cor. 16,2)
Para ser un verdadero “Siervo” debemos:
1.    Pensar más en otros que en nosotros mismos.
2.    No usar a Dios para ser admirado para sus propósitos, dejar que Él lo use para los suyos.
3.    Pensar que Dios es el dueño de todo y que nosotros somos solos administradores o mayordomos y serle fiel en su encargo
4.    Entender que no se puede amar a Dios y a las riquezas, no se puede servir a dos amos. Reconocer que hay que luchar incansablemente con todo el corazón que como siervo debo solamente amar a Dios.
5.    Debemos adquirir disciplina como siervos de Dios, organizando el tiempo para al servicio de Dios para evitar comparar, criticar o competir con otros siervos.
6.    Pensar que los otros siervos no son su competencia sino consiervos del mismo Señor, con diferentes dones pero la misma visión
7.    Complacer y servir a Dios, renunciar al celo y a la envidia ministerial. 
EL DOMINIO DE CRISTO EN LAS AREAS DE MI VIDA
Jesús es el Señor, pero debe llegar a ser efectivamente “mi Señor”, “mi Rey”. El Señorío de Jesús es total o no es Señorío.
Es decir, debe ser quien:
1.    Decida en todas las áreas de mi vida y quien gobierne toda mi existencia.
2.    El que dirija todos los deseos y apetitos.
3.    El que tome todas las decisiones de la vida, las grandes y las pequeñas.
4.    Abrirle todos los rincones de nuestro corazón y permitirle que al entrar en ellos los inunde con su luz.
Jesús quiere ser el centro único de nuestra existencia. Todo o nada, frio o caliente, pero no tibios.
JESUS NO ADMITE SER SOLO UN ADORNO DECORATIVO EN NUESTRA VIDA, SINO UN PERSONAJE REAL QUE VIVE EN NUESTRO CORAZON Y GOBIERNE EFECTIVAMENTE TODO NUESTRO SER
Por lo tanto, empecemos a
  1. Dedicar más tiempo para hablar y orar a Dios en privado.
  2. Leer y meditar la biblia.
  3. Dar nuestro aporte con el diezmo semanal de trabajo misionero y pastoral.
  4. Asistir a los servicios y actividades programadas por tu iglesia.
  5. Dar testimonio de lo que Dios ha hecho en tu vida.
  6. Sacar el tiempo para servir en la iglesia sin importar cual obra de amor o donde mejor puede ser tal servicio.
  7. Reserva tu diezmo, ofrenda y primicia.

 

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